sábado, julio 28, 2007

FINAL


The best is yet to come

FRANK SINATRA


Si mañana no viese la luz turbia

de otro día más cualquiera,

-no es mi deseo, ni mi anhelo-,

podría decir que no estuvo mal

a fin de cuentas, conocí el amor,

la exquisita tersura de una piel

blanquecina en exceso y unos ojos

verdes como el jade que refleja

la luz del sol por vez primera.

Si mañana no viese la luz turbia

de otro día más cualquiera,

-vuelvo a repetir, no me apetece-,

no fue mal del todo, intenté

escribir alguna que otra palabra

certera, hermosa, que contuviera

algo de lo que he llamado vida.

Si mañana no viese la luz turbia

de otro día más cualquiera,

quedarían unas diapositivas

de un niño de siete años junto

a una mujer con un excéntrico

y adorable sombrero de verano

y un bañador de color intenso

a la manera de Roy Lichtenstein

desgastado en la memoria.

Si mañana no viese la luz turbia

de otro día más cualquiera,

-francamente no está en mis planes-,

pero si así fuese,

hubo algunos que en algún instante,

cuando la noche esbozó

la más obscena mueca

y las uñas se volvieron torvas

y el viejo cuchillo demasiado afilado,

me amaron sin hacer preguntas,

sus manos en mi pecho delgado.

Si mañana no viese la luz turbia

de otro día más cualquiera,

esbozaría una ligera sonrisa

y os diría en voz baja, suave:

mereció la pena, no estuvo mal.


Autor: Ismael Cabezas, Cádiz

Borrador 13/07/07



(Foto: detalle de "Tres Estudios para Figuras en la Base de una Crucifixión", de Francis Bacon)

martes, julio 24, 2007

Dredd


Dedicado a Juanito del Olmo, mi juez favorito.

viernes, julio 13, 2007

Confirmado: Soy humana.



Siempre me gustó la literatura surrealista. Hoy ha llegado a mis manos un documento impresionante y no poco inquietante: el informe de la revisión médica anual del trabajo. Se confirman mis sospechas: lamentablemente soy una persona normal. Una de tantos. Como no me esfuerce un poquito más nunca podré aspirar a una pensión vitalicia por inutilidad/invalidez - que es una de las metas de mi vida.

De todos modos el informe es fascinante. Hay algunas cosas que no me han quedado muy claras. Si alguien puede echarme una mano para descifrarlo le estaré eternamente agradecida. Veamos:


INFORME DE EXPLORACIÓN
En la exploración física encontramos una mujer con una tensión arterial de 118 / 67 mmHg., con un pulso rítmico de 74 l.p.m. (¿el pulso puede no ser rítmico?)

La trabajadora presenta desarrollo muscular normal y buena coloración de piel y mucosas. (espero no tener la piel del mismo color que las mucosas).

EXPLORACIÓN DE CABEZA Y CUELLO
En la exploración ocular se observa una inspección ocular normal y en la exploración de la cavidad oral se aprecia la dentadura completa, (si fuera un caballo, sería carísima) dentadura con obturaciones fijas y orofaringe normal. (¡Tengo la faringe de oro!)

En la exploración del cuello se observa una palpación tiroidea sin hallazgos patológicos, movilidad cervical normal, sin que se aprecien contracturas musculares.

En la exploración del oído se aprecia aumento de cerumen O.I., aumento de cerumen O.D. (que alguien me explique esto, por favor)

EXPLORACIÓN DEL TÓRAX
A la inspección encontramos una configuración normal y simétrica de las estructuras óseas, con movimientos respiratorios libres y regulares ("respira libre", me decían en la época neohippie). No se observa tiraje ni cornaje respiratorio, ni circulación venosa superficial colateral y a la auscultación cardiaca apreciamos tonos cardiacos puros, (Tengo un corazón puro, eso lo sabe todo el mundo.) en todos los focos que se encuentran en su posición normal. No se recogen soplos, (y soy muy discreta) extratonos ni otros ruidos anormales.

La auscultación pulmonar es normal con el murmullo vesicular conservado en ambos hemotórax y no se perciben ruidos anormales. (¿Y por qué oigo voces?)

EXPLORACIÓN DEL ABDOMEN
En la exploración del abdomen se aprecia un abdomen blando, depresible, no doloroso a la palpación y sin masas ni visceromegalias palpables (de esto último, no sé por qué, me alegro mucho), un abdomen globuloso, timpanismo abdominal. (¿Tengo el tímpano en el abdomen? cielos, esto explica la sordera.)

EXPLORACIÓN DEL APARATO LOCOMOTOR
En la exploración de miembros superiores se observa que no muestran deformidades ni signos articulares anormales.

En la exploración de miembros inferiores se observa que no existen signos de insuficiencia venosa periférica, que no existen deformidades ni signos articulares anormales.

En la exploración de la espalda se aprecian que no existen deformidades francas ni limitación de la movilidad. No se aprecian contracturas ni puntos dolorosos, molestias lumbares.

(No soy deforme. De esto también me congratulo.)

EXPLORACIÓN DERMATOLÓGICA
Normal (hidratante por la mañana y por la noche).

EXPLORACIÓN DEL SISTEMA NERVIOSO
En la exploración general del sistema nervioso se observa marcha normal (afortunadamente no me exploraron tras una marcha anormal), fuerza y sensibilidad conservadas, pruebas de equilibrio y coordinación normales.

OTRAS EXPLORACIONES
Análisis de sangre: Resultados compatibles con la normalidad (nota: hice trampa, se me olvidó no desayunar antes del análisis. Por ESO salió normal)

Análisis de orina: Resultados dentro de los márgenes de la normalidad

Electrocardiograma: Sin alteraciones significativas

JUICIO CLÍNICO:
El reconocimiento realizado pone de manifiesto que no existe patología demostrable (esa es la palabra clave: demostrable) en este momento y que su estilo de vida es saludable.

GRADO DE APTITUD:
Apta para realizar su trabajo habitual de administración. ´
¿Prueba superada? La verdad es que verse a una misma cual rata de laboratorio, analizada al dedillo, tiene su morbo.

miércoles, julio 11, 2007

La culpa siempre es de los demás.



Otro síntoma de que una se hace mayor, aparte de lamentables muchachitos como el de abajo, es que las drogas ya no son lo que eran.

Habiendo asistido a la Universidad a finales de los ochenta, en un país pseudoyanqui, y encima en una carrera de letras, fue inevitable que mi primera experiencia con la marihuana fuera una “trompeta” de dimensiones bíblicas, en medio de la desastrosa habitación de una residencia estudiantil, con otros ocho compañeros ojirojos tumbados por el suelo y la añadida compañía de Pink Floyd.

Aquello parecía una película de Oliver Stone.

Recuerdo estar sentada a lo jefe indio en el suelo, aspirando voluntariosa mientras un tipo rubio me sostenía la trompeta a la altura de la boca (me refiero al porro, evidentemente). Luego, los ataques de tos, el ahogo y el picor de garganta. El tipo rubio (creo que era de Irlanda del Norte) me ayudaba dándome palmaditas en la espalda, y yo sonreía mucho, mucho, mucho, porque es lo que había que hacer cuando tienes veinte años y entras a formar parte de la cultura post-hippie, sin flores en el pelo, eso sí, pero con la pose adecuada para al menos dar el pego. Bastante me había costado rasgarme las rodilleras de los vaqueros y afiliarme al club marxista-leninista como para luego andarme con remilgos.

El caso es que ese año tocaba neoposthippismo, igual que el año siguiente tocó gotiquismo. Así que me fumé con religioso fervor casi la mitad de aquel trompetón, y tal y como mandan los cánones acabé yo también tumbada de espaldas, mirando al techo, comulgando espiritualmente con el espíritu de Rastafari y canturreando “Mother, do you think they’ll drop the bomb?”.

El ritual se repitió varias veces más a lo largo de ese año, y siempre con los mismos resultados. Las veces que hacíamos una excepción para homenajearnos con un plato más fuerte, es decir, LSD o incluso peyote (insisto, era una carrera de letras) los viajes fueron de más altura, y en ocasiones desastrosos. Un ángel de la guarda o algo similar se encargó de que no muriese congelada la noche que intenté cruzar un río helado en busca de un mago que tenía en su poder la máquina del tiempo, ni que cayera de la azotea de un edificio residencial de diez plantas por recibir al sol del amanecer recitando a Rimbaud en un francés que no hablo.

El caso es que, y sin ningún ánimo de hacer apología de las drogas de ningún tipo, todas estas experiencias fueron en su mayor parte positivas. Hay un momento en la vida de cada uno en que es necesario salirse un poco de los márgenes, de la forma que sea y a medida de cada uno. Es la única forma de volver al lugar donde estamos más cómodos. El problema es que, cuando de pronto te da por revisitar algunos de esos lugares, ya no sabes cómo hacerlo.

El sábado le di tres caladas a un porro de maría relativamente modesto. Cierto es que llevaba alguna copita encima, pero el desastroso resultado fue peor de lo que hubiera imaginado: tremendo mareo, lipotimia, palidez sepulcral, pérdida de todas las facultades físicas… me tuvieron que llevar a casa, mientras yo sólo acertaba a balbucear: “eeeeeeeeeeeestoooooooy biiiiieeeeeeeeeeeeeeeeeeeen”.

Lo peor es que ni siquiera me recuperé aquella noche: al día siguiente mi organismo era un barco a la deriva.

Pero que quede bien claro que todo esto es culpa directamente de Safrika, que me lió con su diabólica presencia en mi casa. Porque a alguien hay que echarle la culpa. Esa es la rémora que me ha quedado de aquellos tiempos de vaqueros rasgados en la rodilla y buenas vibraciones: ¡La culpa es siempre de los demás!. Supongo que es una lastimosa excusa para no admitir que la culpa, sencillamente, la tiene el tiempo.