jueves, septiembre 03, 2009

Un nuevo ciudadano del mundo...

La historia llegará pronto, pero por ahora apenas tengo tiempo. Desde el 24 de agosto mi vida se ha convertido en un continuo e incesante transcurrir de pañales, baños, teta, biberones, pañales, caca, pis (a veces a chorros), lloros, pañales, teta, cuna, pañales, teta... así hasta el infinito.

En Google y en los libros-manual que nos hemos comprado dicen que estas cosas se estabilizan en unas semanas a medida que el niño va cogiendo un ritmo. No sé yo... El caso es que duermo a ratos y cuando me despierto casi siempre tengo que estar en modo "surtidor humano" .

Con un poco de suerte lo dejará antes de ir a la Universidad.

Para abreviar: la madrugada del domingo 23 empecé a perder líquido. Pensando que había roto aguas, pero poco, me tranquilicé hasta las 11 de la mañana que fuimos a urgencias. Con tranquilidad, claro, porque el hospital está literalmente en la acera de enfrente.

Ahí me diagnosticaron una fisura de bolsa y me dijeron que me ingresaban ya mismo. El domingo lo pasé entre horas y horas de monitorización y contracciones... por la mañana del lunes tocó inducir, y ahí estuve ocho horas durante las cuales sólo sufrí de verdad durante aproximadamente cuatro.

Señores y señoras, - PÓNGANSE LA EPIDURAL - no lo duden nunca.

Lamentablemente no dilaté lo suficiente, así que al principio de la tarde me anunciaron que sería cesárea. Para entonces, tras dos noches sin dormir y aguantar inmóvil en una cama atrapada por múltiples tubos, cánulas, sondas, cáteters y correas, me pareció francamente una buena idea.

Así que el pequeño no salió por abajo sino por arriba, pero - aunque la experiencia total fue algo terrorífica y nada parecido a lo que había imaginado - aquí está y sólo eso ha hecho que mereciera la pena.

Con todos ustedes, el nuevo ciudadano del mundo Adrián.