martes, octubre 09, 2007

Premios Ig noble 2007


En el diccionario Oxford, se define el término inglés "Ignoble" como "innoble, vil". Las acepciones pueden ser más suaves, si se trata de angloparlantes con la lengua suelta y pocos miramientos a la hora de ser demasiado peyorativos. Pero qué vamos a decirles que los de más abajo no sepamos.

El caso es que la Universidad de Harvard fundó en 1991 los premios Ignoble (Ig noble Awards) como los "anti-Nobels" o mejor dicho las Antípodas de los Nobel. Hay quienes incluso asisten a la ceremonia para recogerlos. A partir de ahora tengo una nueva aspiración en la vida: un Ignoble.

Personalmente, pienso que cada una de estas investigaciones "innobles" haría nuestro mundo infinitamente mejor.

Premios Ig noble 2007

Medicina - Brian Witcombe y Dan Meyer, de la Fundación Royal NHS de Gloucesteshire (Reino Unido), por sus investigaciones en las consecuencias para la salud de tragarse un sable.

Física - Un equipo mixto de estadounidenses y chilenos que ha resuelto el problema de cómo se forman las arrugas en las sábanas.

Biología - la Dra. Johanna Van Bronswijk, de los Países Bajos, por su realización de un censo de todos los insectos, arañas, roedores, hongos y demás que se nos meten en la cama.

Química - Mayo Yamamoto, de Japón, por haber desarrollado un método para extraer fragancia y sabor de vainilla del estiércol de las vacas.

Lingüística - Un equipo de la Universidad de Barcelona, por demostrar que las ratas no pueden distinguir entre el japonés y el holandés cuando éstos idiomas se escuchan al revés.

Literatura - Glenda Browne, de Blue Mountains, Australia, por su estudio de la palabra "the" y sus consecuencias a la hora de ordenar cosas alfabéticamente (En una serie de DVD's, ¿cuál va antes, "The Godfather" o "Hiroshima Mon Amour"?)

Paz - El laboratorio Wright de Las Fuerzas Armadas estadounidenses por su investigación y desarrollo de un arma química denominada la "bomba gay", que propagaría la homosexualidad entre el enemigo.

Nutrición - Brian Wansink, de la Universidad de Cornell, por investigar los límites del apetito humano mediante alimentar a los sujetos con un cuenco de sopa "sin fondo" y que se auto llena.

Economía - Kuo Cheng Hsieh, de Taiwán, por patentar un aparato que atraparía a los atracadores de bancos al lanzarles una red desde el techo.

Aviación - Un equipo de la Universidad Nacional de Quilmes, en Argentina, por descubrir que las drogas inductoras de la impotencia contribuyen a que los hámsters tarden menos en recuperarse del jet-lag.






viernes, octubre 05, 2007

¿Psico qué?

Fue hace ya bastante tiempo, pero por algún motivo me acordé hoy en el ascensor cuando salía del trabajo. Fue como un chiste, de esas anécdotas prefabricadas, estilo "iban un inglés y un francés". Sin embargo, fue real. Me pasó a mí.

Me había decidido, por fín. No sin cierto recelo, no sin ciertos temores, no sin un poco de nerviosismo por los drásticos cambios que pudieran obrarse en mi vida. Pero la decisión estaba tomada.

Una tarde fría y otoñal, cerré las ventanas de casa, me escondí en una esquina, me aseguré de que mi compañera de piso no estaba en casa y cogí el teléfono para marcar un número que tenía garabateado en un papel. Esperé, nerviosa.

Ring...

- Clínica ____, buenas tardes.
- B.. buenas tardes.
- Dígame.
- Y...yo..
- ¿Sí?
- Quisiera pedir cita para (ininteligible)
- ¿Perdone?
- blbllbglgl
- Perdone, no le entiendo
- ...psicoterapia...
- Ajá. ¿El martes a las 19 horas le viene bien?
- S... sí, me viene b-bien.
- Muy bien. Le atenderá el Doctor _____
- Vale..
- Hasta luego.
- A-adiós...

A medida que transcurrieron los días empecé a sentirme un poco mejor. Me relajé. Me vendría bien. Tenía algunos nudos que deshacer en mi cabeza. Además, Si Woody Allen llevaba media vida tumbado en el sofá de su psicólogo, ¿por qué no yo? Cuando llegó el martes estaba preparadísima y concienciadísima para mi primera consulta, como un vikingo berserk corriendo lanza en ristre hacia la batalla. Entré en la clínica con paso ligero, la cabeza alta, la espalda arqueada y una sonrisa de autoconfianza cruzándome la cara.

La recepcionista me miró con recelo.

- ¿Sí?
- Tengo cita con el Dr. ________
- Muy bien, espere en esa salita.

Era un día perfecto, una decisión perfecta y la forma perfecta de comenzar el primer día del resto de mi vida. Por eso no podía ser de otra forma: el doctor apareció apenas dos minutos después. Y no sólo eso: era tremendamente atractivo. Además, no vestía como el típico psicólogo, con corbata, chaqueta de lana y pantalones de pana. Llevaba unos cómodos pantalones de tela ligera y una camiseta oscura que le marcaba los perfectamente torneados músculos de los brazos.

Entré en la consulta embelesada.

Las sorpresas no habían terminado: la consulta era acogedora, con una iluminación suave y grandes láminas a todo color mostrando el cuerpo humano. Junto a una pared había una especie de camilla, que imaginé iría destinada a sesiones posteriores. El apuesto doctor se sentó a su mesa y me indicó un asiento frente a él. Me sentí como en casa, arropada por la confianza que me infundían su inteligente mirada y su varonil sonrisa.

Entré en modo quinceañera obnubilada.

- Bueno, cuéntame.
- Sí, pues... veamos.
- ¿Dónde está el problema?
- ¡¡Oh...!! - reí nerviosa- ¡No sabría ni por dónde empezar!
- ¿Por el principio?
- ¡Claro, por el principio! ¡Ja, ja, ja, ja!
- Je.
- Pues... la verdad es que es difícil de explicar.
- ¿Por?
- Son muchas cosas
- No se te ve tan mal, mujer
- Bueno, bueno... ¡Gracias! ¡Por favor!
- Pero a ver, ¿Qué te pasa?
- Bueno. Creo que es algo que viene de lejos.
- ¿De lejos?
- Sí. Tal vez una educación demasiado estricta, tal vez tanto cambio de residencia... Además, la relación con mis padres nunca fue fluida. Sobre todo con mi madre, chocábamos mucho, ella me exigía muchas cosas, exigía una perfección que yo no tenía, y bueno, es que nunca estaba satisfecha. Supongo que mi padre era un poco igual, con su mentalidad de postguerra y de orden cuasi-militar. Me llenaban de obligaciones. A veces me superaba. El caso es que creo que aún acarreo ese trauma de no poder estar "a la altura", ¿sabe? Y eso me ha afectado bastante en los últimos años. Incluso sexualmente. De hecho no soy capaz de tener un orgasmo vaginal. No sé si tendrá que ver, aunque sé que es perfectamente normal. Les ocurre a muchas mujeres. Pero tal vez el problema es que me exijo demasiado, siempre espero estar a la altura, hacer extremadamente bien lo que hago o no hacerlo, y claro casi nunca lo hago porque aspiro a alcanzar demasiado nivel. A la larga todo se traduce en caos, soy tan tan caótica... y bueno, volviendo a lo del sexo, hay ciertas cosas que descubrí, sobre todo cuando me separé - que esa es otra, claro, pero bueno, esa es otra historia, el caso es que... por ejemplo... ¿cómo puede ser normal que me pongan los curas?

- Perdona.
- ¿Sí? - balbuceé, cogiendo aire.
- ¿Tienes o no tienes un problema muscular?
- Er... no que yo sepa. ¿Por?
- Entonces, ¿Por qué has venido a fisioterapia?

Ni que decir tiene que no volví a esa clínica. Y cuando encontré otro sitio recomendable, me aseguré bien de VOCALIZAR muy bien el tipo de terapia que necesitaba.

martes, octubre 02, 2007