viernes, junio 01, 2007

La luna brillaba, brillaba, brillaba.


Era miércoles y salía de un acto muy refinado y cool en el que participaban unos amigos de esos que no están encerrados porque aún no se ha encontrado un nombre para su trastorno. A pesar de lo mucho que los aprecio y lo mucho que hemos compartido – trastornos incluidos – me apenó que sólo dos nos fijáramos en aquella luna. Era más que una luna llena: era un inmenso lunar blanco que pendía del cielo radiante y desafiante, contrastado en un azul añil oscuro y casi eléctrico. Era un acontecimiento.


Siempre miro al cielo cuando salgo de casa, porque es lo único que me conecta con el cosmos. No es una manía mística ni nada similar: es simple necesidad de recordarme que más allá de este enjambre de cemento hay un espacio abierto donde seguimos aspirando a ser libres. Por muy minúscula que sea la vida de cada uno, por muy ajetreada y rutinaria, siempre está la inmensidad a las puertas de la cordura. Sí, yo me relajo y me libero pensando en esas cosas. Qué le voy a hacer.

Aquella luna llena en un cielo azul-oscuro-añil era tan hermosa que casi dolía.

A. la vio primero, y apuntó con la mano. Yo seguí el rastro de su índice y me quedé plantada, perdida en un tiempo infinito mientras los demás hacían planes para el siguiente garito. El acto había sido muy bello, con una improvisación musical extraña y evolvente. Había sido un viaje. Pero lo que ofrecía el inmenso círculo blanco en – insisto – el cielo azul-oscuro-añil-eléctrico, era inconmensurable.

Me agarré al brazo de A. y me puse a alabar el cuadro estelar. Él me entiende bien, pero aún así se soltó - había que apurar el tiempo y tomarse varias copas en el bar de la esquina.

Yo estaba cansada, y tremendamente lunática. Me subí a la moto de X. y me fui a casa.

¿De qué sirve vivir si no miramos al cielo?




7 comentarios:

Miguel Sanfeliu dijo...

No es un mal pensamiento. A veces, mirando el cielo, uno se da cuenta de lo insignificantes que somos, de lo estúpida que es la vanidad que nos rodea. Y ahí, en esa luna, podemos cruzar la mirada. A veces pienso: ¿Cuánta gente estará ahora, desde lugares muy lejanos y dispares, mirando esta misma luna en este momento?
Bueno, ya ves que no eres la única que piensa cosas así...
Un abrazo.

Camilo de Ory dijo...

Yo lo de la Luna todavía no lo entiendo.

Que si flota en el aire, que si gira alrededor de no sé qué.

Abajo Galileo, viva la Iglesia.

Anónimo dijo...

Lo que te pasa a ti querida Aníbilis nes que estás atacada de esa rar enfermedad llamada "Licantropía".
¿Te has dado cuenta si te crecen la uñas o te sale más pelo en las axilas en esos días de "inmenso lunar blanco que pendía del cielo radiante y desafiante, contrastado en un azul añil oscuro y casi eléctrico".

En fin, que usted Sta. Aníbilis es una romántica irredenta. Cosa, que por otro lado, no está mal ¿eh?.


Coda; ¿qué tal está usted de los bajso fondos?

Anónimo dijo...

Muy bonito lo que has escrito.
Es poetico.

Mirar al cielo y pensar.
Te das cuenta que por muy inmensas y geniales que sean nuestras creaciones al final todo quedará en polvillo.

Aunque hay gente como tú que vale la pena que siga escribiendo.

un saludo

Alicia Liddell dijo...

No me tengo por lunática, pero tengo fijación por la luna. Casi todas las noches la miro y soy capaz de parar el coche e intentar sacar una foto con el móvil si resulta estar llena y cercana al horizonte. Suelen salir unas fotos penosas que no me queda más remedio que desechar.
También me da por fotografiar eclipses con un tele que pesa una burrada y que precisa de un hombro recio y sin parkinson que lo soporte.

anilibis dijo...

Miguel:
yo siempre pienso cosas que la mayoría de la gente dicen que "no sirven para nada". A veces me pregunto si tienen razón :)

Camilo:
Yo apoyo la versión de Galileo, más que nada porque tiene un nombre super bonito y la Calle Galileo me pilla muy cerca del trabajo, y a veces me acerco a tomarme algo con un par de compañeros/as a un bar muy curioso que hay en esa misma calle, sin olvidar por supuesto la famosa Sala Galileo-Galilei.

Jody Dito:
Lo soy, muy a mi pesar... todo eso que dices. Pero el secreto me lo tienes que guardar, que cualquier día de estos se enteran y me meten en el zoo.

De los bajos fondos ya ando bien, y además literalmente.

Molloy
Gracias, pero yo no creo que quede en "polvillo". Creo que existe la memoria colectiva, que es un concepto muy bonito y muy rojo y muy zen.

Alicia:
Yo tengo ya varias fotos de la luna en mi móvil, y de un eclipse también. Deberíamos hacernos un blog sólo para ellas!!!!

Anónimo dijo...

Si, probablemente lo sea