La historia llegará pronto, pero por ahora apenas tengo tiempo. Desde el 24 de agosto mi vida se ha convertido en un continuo e incesante transcurrir de pañales, baños, teta, biberones, pañales, caca, pis (a veces a chorros), lloros, pañales, teta, cuna, pañales, teta... así hasta el infinito.
En Google y en los libros-manual que nos hemos comprado dicen que estas cosas se estabilizan en unas semanas a medida que el niño va cogiendo un ritmo. No sé yo... El caso es que duermo a ratos y cuando me despierto casi siempre tengo que estar en modo "surtidor humano" .
Con un poco de suerte lo dejará antes de ir a la Universidad.
Para abreviar: la madrugada del domingo 23 empecé a perder líquido. Pensando que había roto aguas, pero poco, me tranquilicé hasta las 11 de la mañana que fuimos a urgencias. Con tranquilidad, claro, porque el hospital está literalmente en la acera de enfrente.
Ahí me diagnosticaron una fisura de bolsa y me dijeron que me ingresaban ya mismo. El domingo lo pasé entre horas y horas de monitorización y contracciones... por la mañana del lunes tocó inducir, y ahí estuve ocho horas durante las cuales sólo sufrí de verdad durante aproximadamente cuatro.
Señores y señoras, - PÓNGANSE LA EPIDURAL - no lo duden nunca.
Lamentablemente no dilaté lo suficiente, así que al principio de la tarde me anunciaron que sería cesárea. Para entonces, tras dos noches sin dormir y aguantar inmóvil en una cama atrapada por múltiples tubos, cánulas, sondas, cáteters y correas, me pareció francamente una buena idea.
Así que el pequeño no salió por abajo sino por arriba, pero - aunque la experiencia total fue algo terrorífica y nada parecido a lo que había imaginado - aquí está y sólo eso ha hecho que mereciera la pena.
Con todos ustedes, el nuevo ciudadano del mundo Adrián.
jueves, septiembre 03, 2009
Un nuevo ciudadano del mundo...
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