Hace unos meses, como vivo en Malasaña, pues salí de bares por Malasaña con unos amigos. Una de las ventajas de esto es que no necesito coger un taxi de vuelta, ni un búho, ni me expongo a perderme en el camino debido a mi posible mal estado (bueno, esto último siempre es posible, pero hace mucho que aprendí a parar tras la octava copa). Otra ventaja es que salir por Malasaña se convierte en una excursión-visionado de jóvenes tribus urbanas cumpliendo sus papeles a rajatabla: indies, emos, post-grunge, postneohippies, algún que otro punk de revival, algunos pijos despistados y dos o tres góticos. Todo esto añade colorido y cosmopolitismo a la experiencia de “salir de copas por Malasaña”, sobre todo si una, en un alarde de nostalgia, vuelve a los orígenes y se dedica a consumir Dyc con Cocacola en los antros más malamuerte posibles.
El problema es que el ochenta por ciento de los parroquianos malasañeros son de al menos una generación posterior a la mía. No obstante, yo me mezclo entre las multitudes con gran destreza, cual licántropa, y más de una vez me han confundido como “una de ellos”. Sobre todo aquella noche.
El chaval que me entró no respondía a ninguno de los cánones de las tribus arriba mencionadas; era más bien una amalgama de todas. Sería por eso que le dirigí la palabra. Por eso y porque me había confundido con una de su generación, que ya de por sí es motivo para que devuelva la deferencia con dos o tres frases.
El caso es que la conversación, al ser en medio del Tupperware, seguramente el bar más escandaloso de todo el barrio, y estando yo sorda para más señas, fue bastante anodina. O eso creo: cuando no me entero de nada utilizo el truco de mirar, sonreír y decir “sí, sí, claro”. Y cuando la otra persona se ríe, pues me río miméticamente. Hasta ahora funciona. O eso o leer los labios, que también es un truco bastante socorrido – sólo que si llevas encima cuatro Dycs con Cocacola lo único que ves es un caleidoscopio de labios.
Al final, cuando vinieron a buscarme para ir al siguiente sitio, el chico me dijo, más bien me gritó, “¿¡TIENES MESSENGER?!” (nótese cómo cambian los tiempos). A lo que yo contesté: “’¡SÍ!”
Le escribí mi dirección en la mano con un perfilador de ojos y me piré. Me olvidé totalmente de aquel asunto hasta unas semanas después, cuando de pronto me agregó un tal “molomazo”. No, no es la dirección de Hotmail. Era su “nick” en el Messenger.
Le hice muy poquito caso, porque el mero hecho de recordarle me traía a la cabeza la monumental resaca que tuve que soportar la mañana después de aquella excursión. Pero al parecer yo le había dicho que estaba dispuesta a recibirle en mi hogar para realizar ciertos actos. Me desdije rápidamente, le recomendé que estudiara bien para no dejar ninguna para septiembre y pasé de él. Ah, sí, y le dije exactamente cuántos años le sacaba.
Ayer por la tarde volvió a aparecer. Le han quedado cuatro para septiembre pero lo lleva con tranquilidad. Me alegré por él. Pero justo cuando iba a despacharlo para ponerme con otras cosas, se produjo la siguiente conversación:
molomazo dice:
bueno tia tenemos que follar ya ahora o nunca
Alix dice:
¿Por qué? ¿Te metes a monje?
molomazo dice:
:)
Alix dice:
¿Te cambias de sexo?
molomazo dice:
que no tia que es q si me das mas largas al final vas a estar demasiado vieja pa mi
Alix dice:
Lo tuyo es el tacto y el buen gusto, ¿verdad?
molomazo dice:
anda ya venga follamos mñn?
Alix dice:
mñn tengo cita con el geriátrico, lo siento.
molomazo dice:
bueno perdona si me he pasado ademas las maduritas dais un morbazo que pk
Alix dice:
Ya. El problema es que los oligofrénicos como tú no me dan morbo. Va a ser que tenemos un conflicto.
molomazo dice:
ahora te revotas porque te he llamao madurita
Alix dice:
No, al contrario. No me reBoto. Esto que te digo ya lo sabía yo de antes. Lo del conflicto. Así que nada cambia.
molomazo dice:
sabes q pasa?
Alix dice:
Q pasa?
molomazo dice:
q te va a costar mucho pillar pq encima los obulos se van durmiendo y luego seras mayor para tener hijos
Alix dice:
Ah, que lo que querías era hacerme un hijo?
molomazo dice:
no tia coño que yo solo quiero follar. que digo que pa novios lo tienes crudo
Alix dice:
Eres encantador. Estoy por decirte que vengas ahora mismo.
molomazo dice:
en serio tia pero sin condones eh que yo estoy limpio
Alix dice:
Eso, mejor. No traigas nada, tigre. Voy al baño a ponerme el tanga.
El problema es que el ochenta por ciento de los parroquianos malasañeros son de al menos una generación posterior a la mía. No obstante, yo me mezclo entre las multitudes con gran destreza, cual licántropa, y más de una vez me han confundido como “una de ellos”. Sobre todo aquella noche.
El chaval que me entró no respondía a ninguno de los cánones de las tribus arriba mencionadas; era más bien una amalgama de todas. Sería por eso que le dirigí la palabra. Por eso y porque me había confundido con una de su generación, que ya de por sí es motivo para que devuelva la deferencia con dos o tres frases.
El caso es que la conversación, al ser en medio del Tupperware, seguramente el bar más escandaloso de todo el barrio, y estando yo sorda para más señas, fue bastante anodina. O eso creo: cuando no me entero de nada utilizo el truco de mirar, sonreír y decir “sí, sí, claro”. Y cuando la otra persona se ríe, pues me río miméticamente. Hasta ahora funciona. O eso o leer los labios, que también es un truco bastante socorrido – sólo que si llevas encima cuatro Dycs con Cocacola lo único que ves es un caleidoscopio de labios.
Al final, cuando vinieron a buscarme para ir al siguiente sitio, el chico me dijo, más bien me gritó, “¿¡TIENES MESSENGER?!” (nótese cómo cambian los tiempos). A lo que yo contesté: “’¡SÍ!”
Le escribí mi dirección en la mano con un perfilador de ojos y me piré. Me olvidé totalmente de aquel asunto hasta unas semanas después, cuando de pronto me agregó un tal “molomazo”. No, no es la dirección de Hotmail. Era su “nick” en el Messenger.
Le hice muy poquito caso, porque el mero hecho de recordarle me traía a la cabeza la monumental resaca que tuve que soportar la mañana después de aquella excursión. Pero al parecer yo le había dicho que estaba dispuesta a recibirle en mi hogar para realizar ciertos actos. Me desdije rápidamente, le recomendé que estudiara bien para no dejar ninguna para septiembre y pasé de él. Ah, sí, y le dije exactamente cuántos años le sacaba.
Ayer por la tarde volvió a aparecer. Le han quedado cuatro para septiembre pero lo lleva con tranquilidad. Me alegré por él. Pero justo cuando iba a despacharlo para ponerme con otras cosas, se produjo la siguiente conversación:
molomazo dice:
bueno tia tenemos que follar ya ahora o nunca
Alix dice:
¿Por qué? ¿Te metes a monje?
molomazo dice:
:)
Alix dice:
¿Te cambias de sexo?
molomazo dice:
que no tia que es q si me das mas largas al final vas a estar demasiado vieja pa mi
Alix dice:
Lo tuyo es el tacto y el buen gusto, ¿verdad?
molomazo dice:
anda ya venga follamos mñn?
Alix dice:
mñn tengo cita con el geriátrico, lo siento.
molomazo dice:
bueno perdona si me he pasado ademas las maduritas dais un morbazo que pk
Alix dice:
Ya. El problema es que los oligofrénicos como tú no me dan morbo. Va a ser que tenemos un conflicto.
molomazo dice:
ahora te revotas porque te he llamao madurita
Alix dice:
No, al contrario. No me reBoto. Esto que te digo ya lo sabía yo de antes. Lo del conflicto. Así que nada cambia.
molomazo dice:
sabes q pasa?
Alix dice:
Q pasa?
molomazo dice:
q te va a costar mucho pillar pq encima los obulos se van durmiendo y luego seras mayor para tener hijos
Alix dice:
Ah, que lo que querías era hacerme un hijo?
molomazo dice:
no tia coño que yo solo quiero follar. que digo que pa novios lo tienes crudo
Alix dice:
Eres encantador. Estoy por decirte que vengas ahora mismo.
molomazo dice:
en serio tia pero sin condones eh que yo estoy limpio
Alix dice:
Eso, mejor. No traigas nada, tigre. Voy al baño a ponerme el tanga.
molomazo dice:
fijo q voy?
Alix dice:
Fijo q sí, no tardes. K voy muy kxonda.
Alix dice:
Fijo q sí, no tardes. K voy muy kxonda.
molomazo dice:
ya sabia yo k eras una guarra
ya sabia yo k eras una guarra
Le di la dirección de una sauna gay “de estranguis” al lado de casa, de la que me ha hablado un amigo al que le va la fiesta con puños y por detrás. De esas que no tienen portal ni cartel porque nadie quiere ser visto entrando o saliendo.
Y pensar que fue sin condones.
Mis disculpas desde aquí a la comunidad gay, que precisamente en estas fechas está de celebraciones, por lo que haya podido pasar.
Nota: hecho totalmente verídico.